Me dispongo a tomar el 110, las agujas del reloj me corren, ¡Qué difícil es hacerse de tiempo libre un día de semana! Bajo en Av. Las Heras y desde allí tengo que caminar unas cuadras, para llegar al Malba, a su sala de cine más específicamente, la película elegida: “Bésame mortalmente” de R. Aldrich. Con unos minutos de retraso me acomodo en una butaca, mientras que en la pantalla la película en blanco y negro ya está rodando, parece interesante, un detective, la dama que no falta en ningún film y un misterio, la imagen no es del todo buena. Después de una hora allí, se corta la filmación, fallas lógicas y entendibles de una cinta de tantos años, mis expectativas – que por cierto eran muy buenas antes de entrar – se iban derrumbando, se acerca el final, termina. Sí, así, cuando menos lo esperaba, desilusionada, salgo de la sala de cine y dudo, ¿Subo las escaleras y veo que más puedo encontrar? Definitivamente si, no me podía ir de ese modo, subí. Me encontré con la exposición fotográfica “Theatrum mundi” de Carlos Gallardo, una exposición homenaje.
El homenajeado es un artista multidisciplinario, nacido en Buenos Aires el 7 de diciembre de 1944, comenzó su carrera como diseñador gráfico y diagramador, a partir de 1984 decide dedicarse al arte plástico, paralelamente trabajó también diseñando el vestuario y escenografía en varias producciones de ballet contemporáneo. Él se consideraba un errante, ya que había vivido mucho tiempo fuera de su país,…”el archivista que soy, se ha convertido en un basurero que recoge por las calles del mundo todo vestigio de memoria…” muchas de sus obras reflejan esta actitud.
La sala está predispuesta para hacer el recorrido de modo circular e ir viendo cada una de las fotografías que están organizadas en cuatro series que el artista realizó durante los años 2007 y 2008: “Vestigios”, Theatrum mundi”, “Destiempos” y “Erratum”, ésta última acompañada también por una serie de versos de Hugo Mujica. El resto de las obras, en su mayoría son en blanco y negro, sólo algunas tienen detalles en color, son muy originales, muchas de ellas contienen objetos muy antiguos que Gallardo obtuvo de correo central, teclados de máquinas de escribir, relojes, etc.
Siempre me gustó la fotografía, realmente me voy satisfecha después de ver esta colección, ya que muchas de las fotos lograron cautivarme.
Cuando llegué al museo, tenía grandes expectativas en cuando a la película, las mismas se derrumbaron, no pensaba recorrer las salas – al menos en esta oportunidad no - sin embargo, donde no esperé, encontré la mayor atracción. No sabía nada sobre Carlos Gallardo, pero ahora conozco un poquito más de su vida, sus obras y hasta me arriesgo a decir que coincido con alguna de sus posturas, ¿Acaso no fue un tanto errabundo el modo en el que llegué aquí? Yo lo siento así.
Miro la hora y ahí están las agujas corriéndome nuevamente y esta vez pienso: “a destiempo”, una vez más.
lunes, 26 de abril de 2010
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Hola Jorgelina! Estaría bueno que describieras un poco más el ambiente del lugar: quiénes recorrían el museo en ese momento, cuáles fueron las impresiones de los otros espectadores de la peli o de los visitantes.
ResponderEliminarY, sobre todo, que cuentes qué fue lo que no te convenció de la película, ahondando más en la trama, el director y demás. Por qué se te ocurrió ir a verla?
Saludos!
Emilia
Hola! Gracias por la aclaración del autor! Que estaba en mi crónica nmanuscrita pero acá se me pasó..
ResponderEliminarEl resto, lo veo en la reescritura!
Saludos!