El albor rosáceo de la mañana iluminaba nuestros rostros que sólo reflejaban pánico. Escondíamos nuestras lágrimas porque éramos hombres, sí, con tan sólo 20 años.
Marchábamos constantemente. Nunca antes habíamos caminado tantos kilómetros, pero el ejército nos necesitaba y allí estábamos. Durante el conflicto bélico, teníamos muchas exigencias. Nuestros superiores pretendían éxito; más el éxito para nosotros era volver sanos y salvos, ese era nuestro verdadero propósito.
Difíciles fueron aquellos días, donde no era válido que sintiéramos miedo, no distinguíamos entre día y noche, y sólo pensábamos en que la pesadilla llegara a su fin.
Mientras tanto en nuestra república, esa por la que nosotros luchábamos, se escribían páginas con grandes títulos que anunciaban que íbamos ganando. Al tiempo que nuestras vidas se encontraban al límite, allí cerca festejaban un falso triunfo.
Una decisión estúpida en tiempos de política no democrática, marcó un capítulo de nuestra existencia que día a día recordamos.
Hoy somos “HÉROES”, pero el dolor aún sigue intacto; por nuestros compañeros que murieron, por sus familias y por la oscura huella que esta guerra imprimió en la historia.
lunes, 3 de mayo de 2010
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Jorgelina, en relación a lo que hablamos en el taller, creo que hay varias pistas: "se escribían páginas con grandes títulos que anunciaban que íbamos ganando. Al tiempo que nuestras vidas se encontraban al límite, allí cerca festejaban un falso triunfo", "con tan sólo 20 años".
ResponderEliminarProbá como queda.
Saludos
Si, definitivamente, queda mejor. Gracias!!!!
ResponderEliminarSaludos.
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